Nació en Valencia el 29 de enero de 1867. Hijo de Ramona Ibáñez y del comerciante Gaspar Blasco. Cursó los estudios de derecho, en la Universidad de Valencia, licenciándose en 1888, a pesar de que prácticamente no ejerció dicha carrera. Vicente Blasco Ibáñez, uno de los novelistas más famosos de aquel cambio de siglo, marchó a París, coincidiendo con la llegada al poder de Cánovas del Castillo y el inicio de la Primera Guerra Mundial.
Participó en política, caracterizándose por su oposición a la monarquía y sus ideales republicanos, manifestando los mismos en el periódico El Pueblo, que fundó en 1893. Fue detenido en 1896 y condenado a varios meses de prisión. Entre los años 1898 y 1907, ocupó escaño en el Congreso de los Diputados representando al Partido Republicano, denominado Unión Republicana, entre el republicanismo unitario y el federalista, más tarde por sus discrepancias con el partido se integró al Partido de Unión Republicana Autonomista.
El novelista y republicano valenciano recibió el encargo personal del presidente francés Raymond Poincaré de escribir una novela sobre la guerra. Y ésta fue Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1916), que cautivó al público norteamericano. El autor valenciano cultivó varios géneros dentro de la narrativa. Así, obras como Arroz y tartana (1894), Cañas y barro (1902) o La barraca (1898), entre otras, se pueden considerar novelas regionales. Al mismo tiempo, destacan sus libros de carácter histórico, entre los cuales se encuentran: Mare Nostrum, El caballero de la Virgen, Los cuatro jinetes del Apocalípsis (1916), que hemos citado anteriormente, El Papa del Mar, A los pies de Venus o de carácter autobiográfico como La maja desnuda, La voluntad de vivir e incluso Los Argonautas, en la que mezcla algo de su propia biografía con la historia de la colonización española de América.
A través de su obra ''Argentina y sus grandezas'' podemos conocer cual era la situación de nuestro país en la época del Centenario:
''Lo impresionaba el avance de la agricultura sobre el desierto, la incorporación de tecnología, el mejoramiento genético de las razas bovinas, el avance del ferrocarril, el contraste entre la rusticidad del campo y el lujo de las estancias, la habilidad del baqueano para orientarse en la llanura''
"El porvenir de la Argentina tiene algo de la inmensidad del infinito, que desorienta y confunde las imaginaciones más vigorosas. Podemos calcular lo que será dentro de cien años, como se calcula en astronomía la distancia y la composición de un astro visible. Podemos imaginar vagamente la grandeza de este país en su tercer centenario, como se entrevé una estrella perdida en lo remoto. Pero de ahí en adelante, la imaginación se detiene y desfallece abrumada por la inmensidad", decía Vicente Blasco Ibáñez.
Entre 1906 y 1928, fecha de su muerte, Blasco Ibáñez vivió fascinado por la Argentina. Torrenciales y desbordantes son sus notas sobre el país.
Murió en Menton (Francia) el 28 de enero de 1928, un día antes de que cumpliera 61 años. Sus restos fueron repatriados cinco años más tarde, durante la Segunda República Española, y llegaron al puerto de Valencia el 29 de octubre de 1933.
http://es.wikipedia.org/wiki/Vicente_Blasco_Ib%C3%A1%C3%B1ez
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=501741
Grupo: 4
Grado: 7°B
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